Boda en la Masía Niñerola

Antes de describir la boda en la Masía Niñerola hay que remontarse al principio, y todo empieza siempre con un café. Conocimos a Blanca y Alberto una tarde de noviembre, de cuando el sol no da fuerte y el fresquito te abraza y es acogedor. Nos empezaron a contar cosas sobre la boda y al final terminamos pasando la tarde entre conversaciones. Nos contaron cómo se conocieron, sus familias veraneaban en el mismo lugar y estuvieron unos años que solo se veían en las vacaciones de verano, pero al final lo que comenzó siendo un amor de adolescentes, se convirtió en una relación duradera en la que Blanca dejó su ciudad para irse a vivir con él. Ella es de Valencia y él es de Santander. Sí, Santander, del increíble y privilegiado norte. Ojo, Valencia no es menos, pero la naturaleza humana siempre tiende a buscar aquello que no tiene, y Santander tiene verde, mucho verde. Pero verde, verde. De ese que parece radioactivo. También tiene aire fresquito, y unas playas con montaña preciosas. En cuanto lo dijo a David le brillaban los ojos. Ha visitado mucho la zona, excepto Cantabria. Gijón, San Sebastián, Vitoria… E incluso recientemente hicimos una boda en Galicia, pero nunca Cantabria. Quizás, por eso de que la naturaleza humana busca aquello que no tiene, es Cantabria el sitio que más ganas tiene de conocer del norte. O quizás es que es realmente bonito, y que toda la imagen preconcebida que tiene de la zona es real.
(Bueno… que nos vamos por las ramas -sí, de esas cántabras ramas verdes). La cosa es que ya que Blanca se mudó a Santander, pues qué menos que celebrar la boda en Valencia, y eligieron la bonita Masía Niñerola para celebrarlo, menudo espacio tan acogedor y tan rodeado de naturaleza (aunque no sea la cántabra), que la terreta también tiene lugares muy especiales, con muchos naranjos y mucho campo. Pero antes del gran día, aprovechando una de sus visitas a la ciudad, le hicimos la sesión de preboda en las calles más céntricas de Valencia.

Pero vamos a lo que nos toca: la boda en Masía Niñerola. Después de las preparaciones previas ponemos rumbo a la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, situada justo detrás de la Escuela de Arte Superior y Diseño, donde estudiamos Fotografía Artística, y donde nos conocimos. Bonitas casualidades de la vida. De ahí nos fuimos a la Masía Niñerola, que no pudo evitar recordarnos a todo lo que estábamos diciendo sobre Santander: verde, verde y… naranja. Pero ambos del fuerte, del bonito, del natural y del que tanto nos gusta. La propia carretera de Picassent que lleva hasta la masía Niñerola está rodeada de naranjos, y como podréis ver en las fotos, una vez que se entra en la masía hay una recta envuelta en árboles y tierra naranja. Una delicia. A partir de aquí seguir describiendo es hablar de más, porque las fotos hablan por sí solas. El catering fue a cargo de Catering Noray. Fue un día genial, la pareja y los invitados estuvieron de 10 (David hizo cómplice a la mesa de invitados nº4 para alguna foto, -y de paso para darles la noche. Tanto que incluso le pidieron una foto con ellos!-), y todo salió a pedir de boca. Sois muy grandes chicos! Ahora os toca seguir vuestro camino (de Valencia a Santander hay más de 700kms, por lo que ya lleváis buen tramo recorrido) como marido y mujer.

Así fue la preciosa boda en la Masía Niñerola de Blanca y Alberto…