Post boda en Altea

La primera vez que nos reunimos con María y Jesús y nos presentamos, ya apareció el tema de que David es de Altea y que Altea es maravillosa. Casi tan maravillosa como el lugar donde celebraron su boda. María estuvo de acuerdo con David y nos contó que hacía años que no la visitaba pero que le parecía preciosa, que le tenía mucho cariño. Como ya hicimos la sesión de pre boda en Valencia en su plena feria de Julio, decidimos proponerles hacer la sesión de post boda en Altea, porque sabíamos que sería algo que disfrutarían mucho. Cuando quedamos con ellos para entregarles el reportaje de boda, aprovechamos para comentarles la propuesta, que qué le parecerían hacer la post boda en Altea. María se levantó de la mesa y se puso a dar vueltas gritando de emoción, nosotros lo tomamos como un sí (era evidente…). Con meses de antelación pusimos una fecha en septiembre, queríamos que no hiciera un calor bochornoso y calor, lo que se dice calor, no hizo. Comenzó el día con un diluvio que no paraba ni un segundo, hicimos el viaje con la lluvia y todo el cielo negro, pero justo 1h antes de comenzar la sesión paró de llover, y para cuando quedamos los cuatros y empezamos a fotografiar, todo se había secado y parecía como si no hubiese caído una gota en absoluto.
Ya estando en materia, durante la post boda en Altea, paseamos por todo el casco antiguo y después nos fuimos a ver el atardecer en la playa, fue un día muy bonito, recordando momentos y alucinando de que unas horas antes estuviera diluviando. ¿En las fotos parece que ese día estuvo lloviendo? Altea tiene un encanto especial, tiene otro ambiente, un color y una magia que no vivimos en otro lugar y es eso lo que sentimos cada vez que volvemos a ‘casa’ (porque Altea siempre será nuestra casa: la de David porque es de allí, y la de Carla porque allí estudió Bellas Artes).

Coming back home…